EUROPA
PRESS
3 mayo
2016
El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, a
través de su Vocalía Nacional de Dermofarmacia, ha impulsado una nueva acción
sanitaria dirigida a mejorar la formación de estos profesionales y de los
ciudadanos sobre cómo actuar ante una reacción indeseada de un cosmético.
La cosmetovigilancia
es el conjunto de actividades y métodos que tienen por objeto estudiar,
identificar y valorar los efectos adversos causados por productos cosméticos
después de su puesta en el mercado, independientemente de su canal de
distribución.
La Agencia Española de
Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) es la autoridad española competente
que actúa como punto de contacto para la recepción y transmisión de
notificaciones de efectos graves no deseados, y el objetivo es garantizar la
notificación armonizada de los efectos no deseados por la persona responsable o
el distribuidor, así como el seguimiento de estas notificaciones por las
autoridades competentes, las personas responsables o los distribuidores.
En este sentido, el CGCOF
defiende que el farmacéutico puede colaborar de forma activa en la detección de
reacciones adversas provocadas por los productos cosméticos a través de la Cosmetovigilancia.
Esta iniciativa cuenta para
su desarrollo con la participación activa de las vocalías de Dermofarmacia de
los Colegios de Farmacéuticos, y para la divulgación de esta acción a la
población se ha diseñado una infografía y un espacio
específico en la web 'www.portalfarma.com' con
información dirigida a los ciudadanos y a los farmacéuticos.
Así, ofrece una serie de
consejos para la utilización de cosméticos, recordando que cualquiera de estos
productos puede producir intolerancia o alergias, siendo más frecuentes con las
fragancias y los conservantes. Del mismo modo, los cosméticos naturales no
tienen por qué ser más seguros, y por ello "es muy importante leer las
etiquetas de todos los cosméticos".
Además, algunas patologías
como la insuficiencia renal o la diabetes o el tratamiento con algunos fármacos
pueden favorecer una mayor vulnerabilidad a la sensibilidad cutánea.